La palabra de Dios nos revela que el creyente tiene ciertas responsabilidades con el simple propósito de experimental el cuidado providencial de Dios en su vida. El creyente debe obedecer a Dios y su voluntad revelada. Con José, por ejemplo, es claro que por cuanto José honró a Dios mediante su vida de obediencia, Dios lo honró al estar con él. De la misma manera, a fin de que Jesús mismo experimentara el cuidado protector de Dios haciendo frente al intento sanguinario del rey Herodes, los padres de Jesús tuvieron que obedecer a Dios y huir a Egipto. La protección de Dios exige obediencia, que en este caso implicó el huir del país.
A fin de cumplir su voluntad, Dios pudiera permitir que algunas cosas difíciles de entender sucedan en la vida del creyente. Siempre se necesitará la protección y el cuidado providencial de Dios porque 2 el adversario nunca cesa su ataque contra los creyentes. Los que temen a Dios y lo reconocen en todos sus caminos tienen la promesa de que Dios dirigirá todos sus pasos. En su providencia, Dios dirige los asuntos de la Iglesia y de cada uno de sus siervos. El creyente debe estar constantemente en armonía con la voluntad de Dios para su vida mientras le sirve a Él y les ministra a otras personas en su nombre. Igualmente el creyente debe amar a Dios y someterse a Él mediante la fe en Cristo Jesús si quiere que todas las cosas contribuyan a su bien.
A fin de experimentar el cuidado de Dios en medio de la aflicción, hay que pedirle en persistente oración y fe. Mediante la oración y la confianza se experimenta la paz de Dios, se recibe fortaleza del Señor y se recibe misericordia, gracia y ayuda de Dios en tiempos de necesidad.
¡Dios te bendiga!
Pastor Luis Acevedo